Balance de la COP30: principales decisiones e impactos para el sector privado
El texto final de la 30ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30), celebrada en Belém (PA), se publicó el sábado (22), un día después de la fecha oficial de clausura, una práctica que ha sido recurrente en las últimas ediciones de la COP, debido al complejo reto de alcanzar un consenso entre los 195 países. Según la presidencia brasileña, se tomaron 29 decisiones sobre temas como la transición justa, la financiación de la adaptación, el comercio, el género y la tecnología.
WayCarbon participó en 15 paneles como moderadora o ponente, representada por Felipe Bittencourt (CEO), Henrique Pereira (COO), Keyvan Macedo (director de Negocios Globales), Bruna Araújo (Gerente de Finanzas Sostenibles), Melina Amoni (Gerente de Riesgos Climáticos y Adaptación) y Nathalia Pereira (Coordinadora de Finanzas Sostenibles). Lauro Marins, Líder de Consultoría y Soluciones Digitales, también siguió las negociaciones de la conferencia de forma remota. A continuación, ofrecemos un resumen con las principales conclusiones de nuestros expertos sobre la edición.
Combustibles fósiles
A pesar de que el periodo previo al evento estuvo marcado por cuestionamientos sobre la infraestructura de la ciudad, fue notable el esfuerzo de la presidencia brasileña por agilizar las negociaciones y salir de la edición con resultados concretos. Sin embargo, la principal reivindicación de los expertos y científicos, la definición de una hoja de ruta para abandonar los combustibles fósiles, no se incluyó en el texto final, principalmente debido a la resistencia de países como Rusia, Arabia Saudita y Nigeria, que alegan depender económicamente de estos insumos.
A pesar de esto, el movimiento que se inició en Belém, con el apoyo de más de 80 países y el llamamiento incluso de los periodistas presentes, culminó en la creación de una conferencia internacional voluntaria para debatir el tema, liderada por Colombia y los Países Bajos. Está previsto que la reunión se celebre los días 28 y 29 de abril de 2026 en Santa Marta, Colombia.
Además, se anunció un plan de aceleración de la transición energética, un compromiso global para que el 90 % de la capacidad eléctrica añadida sea renovable. El plan también incluye incentivos para la descarbonización de sectores «hard to abate», como el transporte marítimo y la aviación, con objetivos específicos para los combustibles sostenibles.
Balance global y CDN
En términos de gobernanza y transparencia, el texto final reforzó el papel del Global Stocktake del Acuerdo de París como mecanismo de monitoreo. El balance es un proceso de evaluación periódica que verifica el progreso colectivo del mundo hacia las metas climáticas cada cinco años. También se destacó la importancia de una mayor integración entre los datos climáticos, los informes corporativos y las políticas nacionales.
En cuanto a las contribuciones determinadas a nivel nacional (CDN), que son objeto de seguimiento por parte del Balance Global, la presidencia brasileña reforzó la importancia de establecer objetivos más ambiciosos. Solo 122 países, alrededor del 60%, habían presentado CDNs actualizadas al final de la edición, según la Agencia Brasil. En el texto final, también se animó a los países a anticipar la actualización de sus objetivos hasta 2027, incluyendo los temas de transición justa, adaptación, igualdad de género y resiliencia económica.
Al seguir los debates sobre la mitigación de los sectores productivos brasileños, Henrique Pereira consideró que estaba claro que las diferencias de Brasil en la economía baja en carbono no serán suficientes para alinear las emisiones nacionales con los objetivos del Acuerdo de París. «Será fundamental desbloquear tecnologías innovadoras a escala comercial; garantizar el suministro de energía renovable, competitiva y segura; asegurar la financiabilidad de las transformaciones productivas; y avanzar en la adopción de un mercado de carbono en Brasil», recomendó.
Financiamiento climático
Otra cuestión en la que se registraron avances fue la Meta Global de Financiamiento Climático (NCQG). El «Baku to Belém Roadmap» definió un aumento progresivo del financiamiento para los países en desarrollo, hasta alcanzar 1,3 billones de dólares al año en 2035. Este objetivo se considera un gran avance con respecto a los compromisos anteriores, que rondaban los 100 000 millones de dólares anuales. También se propuso un programa de trabajo de dos años sobre financiación climática. «Sobre este tema, destaco los casos de implementación de mecanismos financieros presentados en la COP, que transforman la ambición en un flujo real de capital. Hemos visto experiencias que pueden ser replicables y escalables, contribuyendo a que los recursos lleguen donde se necesitan», explicó Bruna Araújo.
La adaptación en el punto de mira
Y el esperado enfoque en el tema de la adaptación climática, que antes se trataba de manera secundaria en las COP, efectivamente se produjo. Las partes aprobaron 59 indicadores voluntarios para monitorear el progreso a partir de la Meta Global de Adaptación (GGA, por sus siglas en inglés), en temas como agua, alimentación, salud e infraestructura. Los indicadores integran cuestiones transversales como finanzas, tecnología y capacitación.
La decisión también incluye un plan de trabajo centrado en mejoras e implementación para los próximos dos años. Aunque no se aprobaron los 100 indicadores iniciales, los expertos consideraron que el anuncio era un avance, ya que hace que el tema sea más tangible.
Impactos de la COP30 para el sector privado
Lauro Marins enumera dos puntos que considera relevantes para el sector privado: «La revisión de las CDN en 2027 exigirá a los países más ambición (para alinearse con 1,5 °C) y solidez, incluso por la inclusión de temas como la transición justa y la adaptación. Por lo tanto, los sectores más representativos entre las emisiones brasileñas, como la agricultura, la ganadería, la energía y la industria, deben estar atentos», subrayó.
El segundo punto señalado por el experto es que solo tenemos unos cuatro años para reducir las emisiones en un 50% (hasta 2030), siguiendo la alineación con el Acuerdo de París. «En este contexto, los flujos financieros para inversiones bajas en carbono deben y necesitan intensificarse en los próximos años. Lamentablemente, debemos sentir más los impactos de los cambios de aquí en adelante, por lo que será más evidente la necesidad de actuar», evaluó Marins.
En un evento exclusivo para clientes de WayCarbon, Melina Amoni afirmó que la COP30 tuvo características diferentes a las anteriores, con una participación sin precedentes de la sociedad civil y el sector privado brasileño. «Veo esta novedad de manera muy positiva. El sector empresarial ha dejado de ser un actor complementario para asumir un papel protagonista. La COP no puede resolver todos los problemas de la agenda, por lo que las empresas y los inversionistas tienen funciones relevantes como la implementación, la movilización de recursos y la actuación en asociaciones público-privadas, con enfoque en proyectos de mitigación y adaptación», afirmó.
Balance final
Felipe Bittencourt señaló, en su balance sobre la reunión, que la COP30 demostró que el multilateralismo sigue siendo el único puente posible entre la ambición y la realidad. «No fue una conferencia de grandes rupturas, sino de avances incrementales que importan y que sientan las bases para transformar los compromisos en implementación. En un mundo cada vez más vulnerable, fortalecer la gobernanza, la confianza y la cooperación es tan esencial como financiar soluciones. Seguimos trabajando para que las decisiones de Belém se conviertan en impactos reales para los países, las ciudades y las empresas», concluyó.

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