Además de la SBTi: otros protocolos que apoyan la descarbonización

La SBTi1 (Science Based Targets initiative) se ha convertido en una referencia mundial por ofrecer un estándar técnico para empresas que desean establecer metas de descarbonización alineadas con la ciencia climática. Su objetivo principal es garantizar trayectorias compatibles con el Acuerdo de París, especialmente con el límite de 1,5 °C de calentamiento global. A medida que el desafío de mitigar las emisiones se vuelve más complejo y diverso por sector, surgen otras iniciativas que también apoyan el camino climático de las empresas con el mismo propósito además de la SBTi.
Estos protocolos varían en cuanto a la forma de adhesión, rigurosidad metodológica y enfoque técnico, pero comparten la meta de alinear los planes corporativos con el Acuerdo de París. De forma complementaria a la SBTi, otras metodologías pueden ir más allá de la ambición declarada de descarbonización, apoyando también la ejecución, el seguimiento y la coherencia entre las metas y la práctica operativa.
Entre las iniciativas que permiten adhesión formal, la campaña Race to Zero2 (RtZ), coordinada por la UNFCCC, es una de las más amplias. Esta campaña no está dirigida a países soberanos, sino a actores como Estados, universidades e inversionistas. La RtZ exige que los miembros cumplan con ciertos criterios: compromiso, plan, progreso y transparencia. Una vía de entrada para empresas es la iniciativa Business Ambition for 1.5 °C3, de la SBTi junto con el Pacto Global de la ONU, en la cual las organizaciones se comprometen con metas netas cero basadas en ciencia. Sin embargo, existen otras formas de adhesión, siempre que se respeten los compromisos rectores de la campaña.
Algunos estados brasileños, por ejemplo, han firmado cartas de intención para unirse a la Race to Zero. En São Paulo, el compromiso SP Carbono Zero4 incentiva a las organizaciones ubicadas en el Estado a presentar su inventario de emisiones directas y establecer una trayectoria de descarbonización hacia 2050. Las que se adhieren a la RtZ reciben un reconocimiento especial dentro del compromiso. Aunque la RtZ no proporciona una metodología técnica propia, estas adhesiones funcionan como una señal de alto nivel de ambición climática.
En el sector financiero, destaca la Net-Zero Asset Owner Alliance5 (NZAOA), dirigida a grandes inversionistas institucionales. Los miembros de esta alianza deben establecer metas intermedias, metas de involucramiento sectorial y alinear sus inversiones con la transición climática. Un diferencial relevante y esencial para la transición hacia una economía baja en carbono es el enfoque en la asignación de capital, con énfasis en financiar actividades compatibles con el clima y desalentar inversiones en activos fósiles. Aunque las empresas no pueden adherirse directamente a la alianza, su metodología técnica ha sido utilizada como referencia voluntaria, incluso por compañías del sector energético e infraestructura, interesadas en preparar sus activos ante las futuras exigencias de los inversionistas.
En cuanto a metodologías técnicas abiertas, existen iniciativas como la Carbon Tracker Initiative6 y la ACT7 (Assessing low-Carbon Transition). Carbon Tracker analiza el alineamiento climático de las empresas mediante métricas específicas, como evaluaciones de compatibilidad de los planes de inversión con trayectorias de 1,5 °C. Por su parte, ACT, desarrollada por el gobierno francés y el CDP, ofrece metodologías sectoriales para evaluar la calidad y ambición de las estrategias de transición. Las empresas pueden aplicar los criterios ACT de forma voluntaria, incluso sin adhesión formal, para guiar sus planes de descarbonización con base en evidencia técnica, ganando así transparencia y credibilidad ante inversionistas, reguladores y la sociedad civil.
Otras iniciativas ejercen un rol normativo indirecto, como la Climate Action 100+8, liderada por grandes inversionistas globales. Esta organización ha creado el Net-Zero Company Benchmark, un conjunto de indicadores que evalúan la calidad de las metas climáticas, la alineación del capital invertido y el nivel de transparencia corporativa. Aunque las empresas no se inscriben formalmente, aquellas asociadas a estos inversionistas son incentivadas a ajustarse a los criterios. El uso de estos benchmarks se ha extendido incluso entre empresas que no están directamente monitoreadas, pero que buscan anticipar las demandas del mercado y atraer capital comprometido con la transición.
Este conjunto de iniciativas demuestra que existen múltiples caminos viables para las organizaciones comprometidas con la descarbonización, más allá de la SBTi. Protocolos como Race to Zero y NZAOA permiten una adhesión formal con compromisos públicos, mientras que metodologías como ACT, Carbon Tracker y Climate Action 100+ actúan como guías técnicas sólidas. En conjunto, estas estructuras ayudan a elevar la calidad de las metas climáticas y a alinear las decisiones de inversión con trayectorias científicas. Los distintos protocolos permiten evolucionar los compromisos, la medición de resultados y la transparencia, contribuyendo a convertir las promesas climáticas en resultados financieramente coherentes.
Referencias
[1] https://sciencebasedtargets.org/
[2] https://www.climatechampions.net/campaigns/race-to-zero/
[3] https://files.sciencebasedtargets.org/production/files/SBTi-Business-Ambition-final-report.pdf
[4] https://semil.sp.gov.br/2023/11/as-vesperas-da-cop28-em-dubai-sao-paulo-lanca-compromisso-sp-carbono-zero/
[5] https://www.unepfi.org/net-zero-alliance/
[6] https://carbontracker.org/
[7 ] https://actinitiative.org/en/
[8] https://www.climateaction100.org/