¿Cómo deberían prepararse los municipios para los eventos climáticos extremos?
La mayor catástrofe climática de la historia en el estado del Rio Grande do Sul, Brasil, con la mayor inundación jamás registrada en el territorio, ha sido devastadora y, lamentablemente, no será la última para la región y para otros territorios del país y del mundo. Según datos de la Defensa Civil de Rio Grande do Sul, hasta el 16 de mayo, más de 2 millones de personas, en 458 municipios, fueron afectadas. Ya son más de 500 mil ciudadanos sin hogar y 151 muertes registradas. WayCarbon se solidariza con todos los afectados.
Los estudios revelados por la ciencia son claros: los gobiernos, las empresas y la sociedad civil no pueden ignorar los eventos climáticos extremos. Pero, después de todo, ¿qué soluciones podemos proponer para evitar que esta tragedia vuelva a ocurrir?
En primer lugar, necesitamos un buen diagnóstico con la fotografía de cada municipio o región para identificar los lugares más expuestos a los riesgos climáticos. A partir de este índice de riesgo, se debe implementar y monitorear un plan de acción climática bajo la responsabilidad de los gobiernos locales. Para cada ciudad, existe un plan específico, y la creación de políticas públicas es fundamental para apoyar la ejecución de las acciones.
Hay un conjunto de medidas que pueden reducir las pérdidas y daños socioambientales y económicos causados por eventos climáticos extremos, y los expertos de WayCarbon alertan a los gestores públicos sobre algunas: la necesidad de analizar la ocupación de viviendas cercanas a laderas, ríos y zonas de riesgo; la creación de corredores verdes urbanos; la gestión eficaz de las cuencas fluviales para garantizar agua potable a la población; obras de infraestructura con sistemas de macro drenaje, que garantizan el drenaje y protección contra inundaciones; acciones de educación y sensibilización frente a la emergencia climática que vivimos, entre otras iniciativas.
Las alertas de la ciencia
El Sexto Informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC, su sigla en inglés), difundido en 2023, ya advertía sobre un gran volumen de precipitaciones esperadas para la región sur del país en el corto, mediano y largo plazo. Las causas identificadas fueron: la intensificación del calentamiento global debido a acciones humanas y reforzado por la variabilidad natural en la dinámica atmosférica, como el fenómeno El Niño y otros de oscilación decadal. La combinación de estos factores, sumado a los eventos meteorológicos ocurridos en la región, tuvo consecuencias sin precedentes en todo el estado.
Dado que todas las regiones del mundo pueden verse afectadas por eventos climáticos diferentes y de distinta magnitud, se hace más que necesario una correcta asignación de recursos financieros, no sólo en el período posterior al desastre, sino también en acciones de adaptación encaminadas a reducir riesgos al máximo y garantizar la seguridad de la población y del ecosistema. En este sentido, debemos utilizar la ciencia al servicio del problema, y las alianzas público-privadas son fundamentales, ya sea para la construcción de obras de infraestructura o para la educación y concientización sobre la emergencia climática.