La intensificación del efecto invernadero trae graves consecuencias sociales y ambientales debido al aumento de la ocurrencia de eventos climáticos extremos como sequías, inundaciones y tempestades. Además de eso, si no hay una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera en niveles significativos, hasta un 20% del PIB mundial puede ser comprometido para solucionar problemas generados por este escenario. Es lo que indica un estudio del 2020 de Oxford Economics. Este análisis lo trajo Felipe Bittencourt, CEO de WayCarbon, durante un panel del evento Forum Acham ESG, realizado a finales de abril de forma remota.
Recordando que la meta del Acuerdo de París es limitar el aumento de la temperatura a 2°, con el esfuerzo de aumentar a un máximo de 1,5° hasta el final de siglo, en comparación con los niveles preindustriales. “Eso va a ser muy difícil, porque ya estamos próximos a alcanzar el 1° de crecimiento. Y el impacto que eso genera es enorme”, alerta Bittencourt. “Por más que todos los países actualmente tengan metas (NDCs), aún estamos lejos de concluir el desafío. La ciencia dice que necesitamos acelerar la transición para una economía de bajo carbono a través de la reducción de emisiones en la atmósfera”, dice. Con tales consideraciones hechas, fueron presentados los cinco puntos importantes que el sector privado debe saber en relación al asunto:
- El cambio Climático es una realidad y se está intensificando;
- El mercado presiona a las grandes empresas a actuar en la reducción de impactos y mitigación de riesgos;
- Empresas de vanguardia buscan la generación de valor compartido con todos sus stakeholders y la sociedad. Invertir en mitigación y adaptación es una responsabilidad primordial en esta generación de valor;
- ESG y Emisiones de Gases de Efecto Invernadero están subiendo en jerarquía a lo largo de los años y ya son parte de la agenda de ejecutivos y consejeros.
Mecanismos para descarbonización
Para aclarar el asunto, Felipe explicó cómo los mercados de carbono funcionan actualmente. El primero de ellos es el Mercado Regulado por la ONU. Que tiene inicio en 1992 con la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC), tuvo avances en 1997 con el Protocolo de Kioto, pero este solo entró en vigor en el 2005. En ese momento, se acordó que apenas los países desarrollados tendrían metas de descarbonización.
Más adelante, 2015 fue un año clave debido a la firma del Acuerdo de París, que pasó a incluir a todos los países en las metas de reducción, siendo el mayor compromiso histórico de la humanidad con el área ambiental. Al final del 2021, otro hito fue la aprobación del artículo 6 del Acuerdo de París, durante la COP26, realizada en Glasgow, Escocia. La acción reguló el mercado de carbono internacionalmente.
Además de los mercados regulados por la ONU, citados encima, existen aún los Mercados Regulados Nacionales o Subnacionales. Esta categoría utiliza mecanismos de fijación de precios para asignar un valor en la externalidad de lo que es la emisión, número que puede ser altamente variable. Es posible encontrar precios entre 1 y más de 100 dólares por cantidad de carbono emitido, por ejemplo.
De acuerdo con el Banco Mundial, la fijación de precio de carbono puede ser hecha de tres maneras:
Tributación
La primera de ellas es por Tributación, que determina la aplicación de una cuota a cada unidad de GEI, de modo que el nivel agregado de reducción de emisiones previamente estipulado sea alcanzado.
Sistema de Comercio de Emisiones/Permisos
Otra forma es el Sistema de Comercio de Emisiones/Permisos, en el cual es definido un límite a las emisiones agregadas de la economía. Así, el cap, o la meta, es distribuido entre los agentes regulados, permitiendo, posteriormente, que haya transacciones (trade) entre los organismos, utilizando las licencias de permisos.
Baseline/crédito
Por fin, hay un Sistema Baseline/Crédito. En este caso, son emitidos créditos de carbono desde la implementación de una tecnología, siendo su cálculo realizado desde la diferencia entre los escenarios baseline y de proyecto.
El Banco Mundial también muestra que existen 65 mercados de este tipo en todo el mundo, China, México y Sudáfrica están entre ellos. En el caso de Brasil, la discusión sobre la regulación aún está en andamiento. “Brasil tendrá el mercado de carbono, esta es una cuestión de tiempo. Sin embargo, estamos atrasados y perdemos la oportunidad de tener el apoyo del Banco Mundial, porque no aceleramos la agenda en los últimos años en la velocidad en que los otros países lo hicieron”, indica Felipe.
Recientemente, como el poder Ejecutivo no estaba evolucionando en el tema, el legislativo redactó el Proyecto de Ley 528/21 para la institución de un mercado de carbono brasileño. Sin embargo, en febrero de este año, el Ministerio del Medio Ambiente afirmó que está estructurando el proceso. Por lo tanto, la expectativa es que, en breve, las empresas brasileñas sean cobradas en relación a la descarbonización.
Mercado Voluntario de Carbono
Además de los dos tipos ya mencionados, existe también el Mercado Voluntario, que envuelve a las empresas que buscan una responsabilidad climática, compensando las emisiones de GEI de servicios, productos o actividades. Esto es hecho a través del financiamiento de proyectos que están reduciendo las emisiones y son verificados por órganos independientes. Una de las iniciativas para apoyar a las empresas en el proceso de hacer un producto de carbono neutro es el Amigo del Clima, programa creado por WayCarbon.
Felipe concluyó su presentación resaltando que el sector privado tiene un papel fundamental para influir en la agenda climática, tanto en el aspecto político, vía Consejo Empresarial Brasileño para el Desarrollo Sostenible (CEBDs), como en el fortalecimiento del mercado voluntario.
El CEO apuntó, adicionalmente, que a pesar de que la mayoría de las recomendaciones planteadas son más factibles para las grandes empresas, las pequeñas y medianas también deben tener el tema en mente. “Para las PYMEs es más complicado, pero también existen oportunidades y riesgos. Los primeros pasos serían: conocer su materialidad mediante los stakeholders, realizar un inventario de carbono y promover acciones de descarbonización como cambio de la matriz para la energía renovable”, concluyó.
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